NUESTRA HISTORIA DE AMOR EN BAJA
En 2001, en un viaje por la Baja, Matt se enamoró de este tramo de tierra cruda y supo que era especial. Era su oportunidad de poseer un “pedazo del Pacífico”, por lo que, sin ningún plan en la mano, compró más de 16 hectáreas y comenzó a construir una villa estilo hacienda que rindió homenaje a la rica historia arquitectónica de México. La vida en esos días era simple y loca: vivir fuera de la realidad en un remolque en la arena, con huracanes, desastres agrícolas y tratando desesperadamente de aprender español con cintas de audio.
En 2006, yo (Jessica) me enamoré de Matt y de la propiedad. Estaba viviendo en San Francisco, en mi tercer año de la facultad de derecho y vine a Cabo con mi familia de vacaciones. Nos dirigimos hacia el norte a Todos Santos para quedarnos en la propiedad en una casa vecina. Estando en la Palapa con mis padres y mi hermana, viendo a mi hermano surfear, Matt subió la duna y se presentó. Nos enamoramos rápidamente y un año después nos comprometimos en la misma Palapa y nos casamos en la terraza de la Villa en Enero de 2009.
En ese momento, aún viviendo en San Francisco en el apogeo de la gran recesión, decidimos dejar nuestras carreras, seguir nuestros corazones y hacer de Todos Santos nuestro hogar de tiempo completo. Nuestro sueño era crear un espacio para que nuestros huéspedes experimentaran la misma magia que sentimos y aún sentimos cada vez que vemos la puesta de sol en el horizonte. En 2011, abrimos oficialmente como hotel boutique y lugar de celebración de bodas.
A lo largo de los años, nos hemos dedicado por completo al desarrollo de la propiedad, buscando el exquisito equilibrio de preservar el paisaje natural y los ritmos naturales de la tierra, mientras invitamos a los huéspedes a compartir la experiencia. Destacamos los exuberantes manglares verdes que cubren las dunas de arena, planificamos nuestros días alrededor del atardecer y nos deleitamos con los cambios de etapa de la luna. Nos encanta que nuestros hijos, Cruise (8 años) y Lila (4 años), hayan crecido en medio del ritmo mágico de esta propiedad, confirmando que una vida en Baja fue la mejor decisión que hemos tomado.
CRECE LA FAMILIA VILLA SANTA CRUZ
En marzo de 2020, dimos la bienvenida a nuevos socios a la familia de Villa Santa Cruz, Guillermo Marrero y su esposa Joyce Maggiore, huéspedes anteriores que nos visitaron por primera vez en 2015. Atraídos por la belleza y tranquilidad de la propiedad, regresaron año tras año, a menudo con sus dos hijos, Emilio y Milan. Con cada visita, todos descubrimos que teníamos mucho en común y compartimos una visión para el futuro de la propiedad. Joyce y Guillermo también han hecho de esta propiedad su hogar, emocionados de compartir la magia de Baja con su nueva nieta, Liliana.
Todos nos hemos sentido atraídos a esta tierra por su cadencia natural, que nos recuerda que debemos calmarnos un poco y apreciar el entorno natural: el sonido de los pájaros por la mañana, la sensación de una ligera brisa del mediodía, todo lo que nos ayuda a facilitar nuestro camino durante el día para el final del día con tonos anaranjados y amarillos del sol poniente. La Villa es sagrada para nosotros y nuestras familias y su ritmo nos lleva y nos une a ella con su magia, la misma magia que compartimos con cada uno de ustedes.
¿QUIERES SABER MÁS SOBRE NUESTRA HISTORIA?
Lea la entrevista en Forbes.com
“Cómo dejar su trabajo y abrir un hotel frente a la playa en Baja México”
CONOCE LOS PRIMEROS DÍAS DE VILLA SANTA CRUZ NUESTRO BLOG:
¡El viaje comienza! Compra de la propiedad (2001 – 2002).
La debacle de la lechuga y la construcción de la villa (2002-2003).
